El término borrosidad puede ser asociado con la confusión, oscuridad, opacidad y, quizás, hasta con la incertidumbre, características asociadas a los sentidos o al acto de la mente por el cual pasamos varios juicios y razonamos. Frente a este concepto, la transparencia, algo que se deja atravesar por la luz, algo que se caracteriza como una práctica social guiada por la sinceridad y por la perfecta o casi perfecta accesibilidad a toda la información vinculada.
Son tiempos oscuros en los que tratamos de buscar cierta transparencia.
Nos acercamos al concepto de borrosidad y a algunas de sus aplicaciones, la percepción, la lógica y la inteligencia emocional, frente al mismo el concepto de transparencia con su relación con la política, la economía y corrupción.
El principio de borrosidad se opone a la idea de que todos los enunciados y conceptos propios de las organizaciones complejas se puedan poner en blanco o negro, sin ambigüedad. El principio de borrosidad le permite al pensamiento razonar con enunciados y conceptos inciertos o indecidibles. (Morin: 1988).
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